jueves, 7 de febrero de 2008

Mudanza












Lo que usted está buscando no se encuentra aquí.


Tampoco va a encontrarlo en los nuevos Cuadernos.

Nos vemos allá.

lunes, 4 de febrero de 2008

Lunes

Córdoba / cartel electrónico / Colón y General Paz / “Una nena muere en medio de un tiroteo” / alguien que pasa / ¿tenés un pucho, vieja? / Negros, flaco / No importa / ¿fuego?

Hoy en Córdoba hay / Viejas, Flacos / y en el cartel electrónico de Colón y General Paz / Ein film von Michael Haneke

Extra / “Talleres le ganó a ‘Boquita’” / 3-2 / amistoso / ¿y cómo se hace el Lunes para tener amigos / si ayer Río Cuarto / mataste una piba?

Enero fue récord en venta de autos / preguntale a toda esa gente invisible / a las siete y media de la mañana / sentate a fumar un pucho en Colón y General Paz / Censo Febrero 2008: / un millón y medio de habitantes / y solamente un beso

Florencia / tener cinco años es como que te den un beso largo / una bufanda que se sale de los labios

Me la imagino a Florencia / estirando los dedos por la ventanilla del auto / mientras nos vamos a Río Cuarto / ¿no será muy chica la nena para andar molestando así al viento?

Florencia / ¿nadie la vió por Río Cuarto / yendo a tomar un helado / quebrando el tiempo con un cucurucho? / ¿todo lleno de chocolate o todo de frutilla? / ¿cómo lo vas a querer, / Flor / algún día me vas a contar?

Ayer te llamaste / Florencia / hoy te llamás / Río Cuarto / Colón y General Paz / Córdoba / y para mí Florencia siempre va a rimar con helado de frutilla / ¿o de chocolate?

sábado, 12 de enero de 2008

Música de fondo para cualquier fiesta animada













Se llama Jack Peñate y tiene un peinado loco que me hace acordar a P., el flequillo recostado de manera idéntica sobre la frente. No sé bien por qué, pero también puedo imaginarme a P. con una camisa a cuadros como la que sacude Jack mientras salta como si tuviéramos seis años y el mundo es una cama y encima estamos escuchando Split at stars. Le quedaría simpática una camisa así a P.

Tengo que presentarlos, tengo que decirle a P. que escuche algo de este tipo. Y es que como si fuera poco la guitarra tiene la misma inocencia que en las canciones de su banda, recién adolescencia, hiper maquillaje para ir a una fiesta con onda.

Todo lo que se de Jack Peñate es que hace música que te divierte, que te dan ganas de rayar todas las paredes de la casa mientras ahora nos hacemos los funky sobre el jueguito de acordes al principio de Got my favourite.

So funny, Jack. Música para ser feliz.

El disco se llama Matinée y es justamente eso, las noches que apagábamos las luces y había que apurarse y bailar la vida porque nos volvíamos temprano, a la una, a las dos con suerte, y eso siempre es tan poco cuando teníamos doce años, menos, y estás cagado hasta las patas para darle un beso a una chica.

Ahora parece que Jack va a bajar un poco los decibeles, pero es solamente un poco y ni nos damos cuenta. El ruido es una especie de parodia del amor a donde le estás preguntando a una mina si no te habrás portado como un boludo con ella. En ese momento, ella es solamente la forma en que te mira y vos con esa cara que chorrea que no la entendés, que nunca vas a poder. No lo sabés, pero ella es todas las mujeres que vas a conocer en tu vida. Perdón porque nos cause un poco de gracia cuando ella se va sin decirte ni mu y no encontrás la forma de disimular lo idiotamente solo que quedaste. Fool. Pero te recuperás. Cuando volvés y nos hacés tu versión de las cosas el tono que estás usando es tan liviano que nos damos cuenta de que para vos nada es lo suficientemente importante para ponerse serios.

Torn on the platform empieza con tu sarcasmo infantil: que la perdiste pero en realidad la querías. Una pausa y el estallido de esa guitarra es cuando ya te estás riendo de nuevo con todos.

Estamos en la parte que más me gusta del disco. Cuando pase eso no puedo escucharte si me hablás, voy a estar dando vueltas en un Universo mío.

Por como venían las cosas, preparate, porque Learning lines te va a sorprender. ¿También hacés soul, Jack?. Te va a hacer acordar un poco a Jamiroquai.

Y es el momento de la fiesta en que buscás protagonismo poniendo ese tema, estás ahí escuchándolo entero, solamente vos lo conocés de memoria. Querés que las chicas vean que te gusta la música, te hacés el canchero y no te das cuenta de lo artificial de tu postura. Sin embargo, no es mentira cuando creés que música y seducción no pueden ser cosas tan distintas.

Run for your life es la parte en que nos acordamos -tenemos doce años y ya nos acordamos- de una vez que nos escapamos de algo, de alguien. En esa época siempre nos escapábamos. Nos divertía. La forma en que traemos la anécdota es igual a la velocidad con que corrimos aquella tarde. Que lindo que era correr.

Y ahora si nos calmamos un poco. Hace calor y si bailaste mucho da ganas de sentarse un rato y tomar algo. Te servís un poco de coca en un vaso blanco de plástico y mientras pensás vasito de fiesta empieza a sonar We will be here y ahí tan quieto también sos más vulnerable y quizá, aunque sea mínimamente, hasta comprendés que lo que sentís es el dolor que te tatuó el No.

En ese momento, Made of codes y My Ivonne son los dos extremos por los que oscila tu estado de ánimo.

La forma en que te recomponés por segunda vez es la historia que tuviste con otra mina, la facilidad y cierta gracia con la que ahora te acordás de que nunca iba a darte bola. Second, minute or hour es la forma en que te reís de eso y estás bien de nuevo. Ya estás bien de nuevo.

Y venís de vuelta para cuando el reloj te hace una mueca que es, en cierta forma, la primera vez que tenés noticias de la muerte. La fiesta se tiñe de una atmósfera de Fin anticipado y la sensación de detenimiento es mayor cuando en ella percibís un tipo raro de brusquedad, de violencia. El clima es muy When we die, una tranquilidad a donde se hibridan la belleza de lo que pasó y el gusto a muerte que pueden tener las luces prendidas en una fiesta a las dos de la mañana cuando teníamos doce años, menos.

Para cuando tu vieja te esté llevando a casa, Jack Peñate va a aparecer nuevamente, tocando otro soul increíble. Éste seguro debe hablar de irse. Como Jack es un payaso, como para él nada es lo suficientemente serio, juega a esconderlo al final del disco, cuando creés que no queda más nada, cuando te acordás de algo que alguien te dijo en la fiesta y se te dibuja una sonrisa que no tiene ningún reparo en descansar sobre tu cara.

sábado, 5 de enero de 2008

Anna Karina y la Reina Maga

Prima había estado toda la noche desparramando sus 3 años por cada rincón de la casa y a mí se me dibujaba una sonrisa de primo que no te ve hace mucho tiempo y hoy sobredosis de que te rías tanto de nosotros y andés jugando así, tan hermosa y despreocupadamente con cada segundo de tu cuerpo.

Escribo oraciones demasiado largas cuando quiero hablar de vos, prima que a veces me tenés miedo.

Mi Mamá que es su Tía le hablaba y le hablaba y Prima repetía y repetía, desacomodaba y reinventaba letras haciendo una música que era más bien una seducción.

Prima literatura.

En un momento Tía y Sobrina se anudaron y formaron un ovillo con las manos. Jugaban a perseguirse de un lado para otro en la inmensidad de aquella ronda para dos. Los otros no éramos más que el publico que complementaba vagamente a aquel teatro brillante de risas y gritos.

Están girando las dos dibujando un círculo torpe que inunda de dulzura el patio.

Yo secretamente escuchaba Where is my mind, que es una canción que me hace bien. Pensaba en mi prima, en cuanto hace que no voy a Santa Fé, en hablarle toda la tarde aunque le de miedo. Pensaba en verla más seguido a ella y a los Primos.

Reina Maga, te voy a regalar un camello para que me vengás a buscar y me llevés a Santa Fé a tomar la leche.

Pensaba en mi Mamá vestida de Tía. La veía bailar, la veía esconderse para que su amiga la busque. La miraba cuando se reía tanto y se sentía tan cómoda con el viento de Córdoba que convulsionaba sobre las hojas del patio. Estaba toda hecha un desborde de alegría.

Parecés Anna Karina en Pierrot el loco.

Las veía tan Tía y Sobrina y pensaba en que con mi hermano calculamos Junio.

Después de un rato, mi mamá la invitó a que me saque a bailar.

- No quiero.

Ya sos toda una mujer el Viernes a la noche en el patio.

sábado, 29 de diciembre de 2007

El 2008

El 2008 va a agarrarnos sin el Nono sentado a la punta de la mesa.

A eso de las 10 ya vamos a estar acomodados en nuestros sitios rituales para combinar durante aproximadamente dos horas el afán por la comida con charlas de cómo están tus cosas, de alguna novedad, de las risas que suceden a la broma, al chiste de fútbol que te contaron esta semana, a la anécdota traída de los pelos pero que bien.

Van a dar las 12 y vamos a brindar sidra y abrazos. Algunos vamos a salir a ver los cuetes. El que vive al frente de la Tía se convierte en una especie de Rambo con pólvora china, todo un arsenal.

Hace varios años ya que el Nono había dejado de salir a ver los cuetes. Le jodían las piernas. Permanecía sentado y esperaba. La Nona, al lado, le hacía compañía en silencio, una intimidad plena y tácita que daban las Bodas de Oro ya sobrepasadas. Apenas haya llegado el 2008, alguien se va a quedar con la Nona, pero va a ser imposible acompañarla. No poder permanecer en la mesa a estar con el Nono la va a hacer sentir tan trágicamente sola.

El 2008 va a agarrarnos sin el Nono sentado a la punta de la mesa.

No había pasado más de un día, creo, cuando la Nona declaró:

- Yo quiero seguir viviendo en mi casa, que es la que él me construyó. Y bien, me voy a poner bien, yo quiero estar bien.

Yo hasta entonces no sabía lo que era tener huevos.

Cuando vuelva de ver los cuetes, no voy a encontrar por ningún lado el abrazo horizontal del Nono.

Después de 12, la mesa está un poco más calma, más sosegada. Aprovecharemos para abrir el champagne que mandó la empresa del Tío, quién andará por ahí con su placer ruidoso de despedazar nueces. La sobremesa tendrá el clásico color de garrapiñadas, turrón, maní con chocolate. Será, también, un buen momento para prender un pucho.

Hace unos años que fumo. Creo que no es mucho, no más de diez cigarrillos por día de promedio, Parisiennes. En el Nono la muerte se llamó cáncer de pulmón. Había dejado los puchos hace más de 25 años. Nunca supo de lo mío. Me acuerdo de una tarde cuando me preguntó si fumaba. Le mentí que no y se sintió aliviado.

Cuando decide que te va a matar, el cáncer te come en medio día.

Esa mañana de domingo yo dormía cuando llamó mi viejo. El 600 me hizo el favor irrepetible de aparecer a los 10 minutos. Cuando llegué al Italiano, corrí hasta la 314, creo que la 314, todo era tan borroso, tan empañados los vidrios.

Al Nono le divertía contar siempre los mismos chistes. Ahora dormía y vivía gracias a un respirador artificial. Hacía varias semanas que no iba a visitarlo a su casa, y todavía me cuesta reconocerlo tan flaco y sin nada de pelo. El Nono era bien pituco y llevaba el pelo engominado y perfectamente acomodado para atrás.

Pude verlo, pude tocarle la mano. Cuando volvimos de almorzar era un pecho tan descaradamente quieto y Nona que no quería entender.

Es tan terrible la forma en que uno empieza a acostumbrarse a que no puedas estar pero se hace imposible la idea de que no estés. Como paro de colectivos y yo esperando frente a una silla vacía en algún lugar del Centro, y saber que no vas a venir, pero que sea inviable dejar de lamentarse por ello.

Yo trataba de comprender, nada ni nadie me podía explicar cómo, cómo se agarra y se mete tanto Nono en un cajón y se lo tapa con un poco de tierra, tan así nomás que es una grosería. Me costó darme cuenta que no, que es difícil pero siempre nos queda esa vez que fuimos al cine, la radio prendida a la mañana, el olor de Villa Cabrera, el frasquito de Lord Cheseline, un chiste viejo de Carlitos Balá. Tanto Nono.

Un poco antes o un poco después de las 2, partiré a la casa de algún amigo. Entonces, cuando me despida de la familia, una vez más, el 2008 va a agarrarme sin el Nono sentado a la punta de la mesa.