Ahí va

Acá voy a escribir lo que se me de la gana.

Linda forma de empezar. Siempre irrespetando, el viejo vicio de quererse petulante, de esconderse en una altanería que es una ficción, ahí muy no me importa lo que digás, que es igual a decir que es lo único que me importa. Que en realidad voy a estar todo el tiempo esperando que hagás algún comentario positivo sobre mi precisión para combinar el café y el azúcar esta mañana, nerviosamente aguardando esa risa, ovación secreta entre los dos, después de mi chiste de los otros días sobre no sé qué tipo que nos cae mal o, por qué no, en permanencia por que te mostrés a favor de lo bien que me dejaron hoy el pelo en el Centro, que después de todo el corte no será mérito mío, pero el pelo sí, y cómo.

La jodida condición humana de esterilizarse por la inmanencia pura. La búsqueda del sentido, de un sentido. De alguno, el que sea.

Aparte tengo que escribir algo, hace tiempo que lo pienso durante esos momentos en que consigo hacerme a un costadito, y ubicarme en el espacio que queda justo al lado de moi, de ese Martín Alvarez hundido en el sofá, engullido socarronamente por esa morfología almohadonada, y entonces, me pregunto como ese tipo puede seguir dividiéndose entre una bastante mala selección televisiva y una que otra película con suerte, o un disco de vez en cuando, que es algo, pero no alcanza. Y sí, algún día tengo que escribir algo, quizá esa sea la forma. El Método.

O quizá esta mañana no me hayan dado la pastilla indicada, o la cantidad no haya sido la necesariamente prudente y todo esto sería el discurso de un loco, qué mejor.

Mejor sería, tal vez, dejarse de explicaciones vanas, vagas y bastante torpes y arrojar, de una vez por todas, esta primera botella al Suquía cibernético. Una primera anotación en el Cuaderno del No-Papel al que obligan los cables. Ahí les va el engendro electrónico. Todo un obsequio. Feliz Navidad, nene. El pibe, inmutabilis.

Y espero que haya quedado claro: acá voy a escribir lo que se me de la gana o, si usted prefiere, lo que se me cante el orto. Pero no quiere decir que eso me chupe ningún huevo.